viernes, 27 de febrero de 2015


PARAGUAY ¡Qué país!

       Pocas veces escuchamos (casi nunca) opiniones del Paraguay venidas de personas con conocimiento y experiencia en el país. Las más comunes nos  atrevemos a decir que son prejuicios sin fundamento que se crean por desconocimiento o por ese “gen” discriminador que tan fácil brota en nuestro pueblo. Opiniones que así como eran escuchadas, eran preferibles dejar pasar.

Para nosotros Paraguay implicaba un país y una cultura poco conocida, poco promocionada y con mucha historia de fondo para contar. No podíamos tener un juicio de valor construido, simplemente nos despertaba una intriga especial (como las Guyanas que algún día llegarán). Pero sí partimos de la base, de que nunca un país puede estar vacío de atracciones, nunca una cultura diferente puede dejar de ser interesante, al menos para alguien que viaja (o no), al menos para alguien curioso con afán de aprender más y conocer, o al menos para nosotros.

Y casi sin saber, pero con un plan de viaje que lo incluía en nuestras rutas, Paraguay nos sorprendió.  

  Atardecer en Encarnación. Primer día en Paraguay. 


A medida que nos fuimos acercando al país vecino aparecieron algunos indicadores culturales relacionados a la cercanía con este destino; y las habladurías en cuanto a él, también se transformaron. La pregunta típica podemos decir que era "¿Para qué van a Paraguay?" y dependiendo de la persona que te la hiciera, uno podía más o menos adivinar el trasfondo o la intención de esa pregunta.

Como en todas las ciudades limítrofes, la cultura va más allá de las fronteras, y si bien entre Posadas y Encarnación hay un gran río que transforma, ambas comparten sentimientos hermanos. Acá son muy pocos los que nunca han cruzado el puente internacional o que no han conocido o tienen amigos/familiares paraguayos/argentinos. Todos saben hablarte muy bien de lo que es “la chipa” (que se pronuncia como si tuviera tilde en la “i”), preparar sopa paraguaya y andar con el termolar a cuestas para tomar tereré en guampa!. Y así como decimos que un niño aprende mejor la integración, cuando desde chico se lo educa en ello, acá es igual. Dos pueblos, dos culturas y dos países vecinos que nacieron geográficamente cerca, genera en ellos una conexión diferente, una mirada y un sentimiento de integración natural.

Y entonces fue así, que las primeras habladurías que siempre habíamos escuchado, acá “en el pago” se fueron transformaron en juicios de valor, igual de diversos y variados, pero más justos en su apreciación, construidos sobre experiencias personales reales.


Compartiendo tereré personalizado, con Ever en su camión, camino a San Ignacio Guazú.


Alquiler de tereré en la terminal de Asunción.


Y al fin llegó el nuestro, con nombre y reseña paraguaya. Un gran compañero de viaje que enviamos para Mendoza!

La moneda de Paraguay
                          
La Chipa!


PARAGUAY, CUÁNTO DAÑO TE HEMOS HECHO.

Es imposible hablar de Paraguay sin hablar de la Guerra de la Triple Alianza. En nuestras escuelas poco se enseña y el común de la gente sólo sabe que fue un enfrentamiento armado que ganamos junto a Brasil y Uruguay. Pocos saben que Paraguay era el país más avanzado de ese momento, contando con un ejército muy bien entrenado y armas de fundición propia; un pueblo educado, donde la tierra era casi en su mayoría propiedad del Estado, que la otorgaba a las familias para su sustento. Entre otras cosas, Paraguay también estaba seguro de sus derechos e independencia y no aceptaba comercializar con otras naciones, sólo lo indispensable.

El mundo había conocido el capitalismo y la división internacional del trabajo hacía unos años, y su máximo exponente del momento, Inglaterra, no estaba nada feliz con ese país que osaba no comprar mercancías, ni aceptar créditos. Y cuando se trata de negocios, la corona no tiene escrúpulos. Casualmente Inglaterra debido a los “beneficios” otorgados a Brasil y a nuestro país, tenía muy buena relación con las altas esferas de poder, las cuales no podían decir que no, como sí lo hacía Paraguay. Sumado a los deseos imperiales de Brasil, se armó lo que fue la Triple Infamia, o mejor dicho el genocidio, el cual aún hoy no fue denunciado. No fue una simple guerra, en ella se grabó a fuego y sangre al pueblo paraguayo, que ellos no podían ser mejores.

Palacio de la familia López. 


Vista desde el centro cultural Cabildo.

Aún hoy, al caminar cualquier ciudad, se puede ver en los ojos de las personas esa tristeza de haberles quitado una gran oportunidad de ser una potencia o de poder vivir en una sociedad más justa. Han pasado 140 años pero ese recuerdo perdura. No es fácil recuperar un país cuando sólo quedó un 10% de los hombres sumados a las mujeres y niños que también fueron masacrados;  cuando Brasil continuó saqueando y matando; cuando el castigo te lo infligieron pueblos hermanos; cuando aún en el 2014 la Nación Argentina sigue devolviendo parte del mobiliario robado; o cuando más, Brasil continúa sin devolver todos los archivos históricos y de guerra al Paraguay.

A pesar del daño recibido, Paraguay, hoy no guarda resentimientos hacia sus atacantes. Sin embargo hablando con quienes tuvimos oportunidad, ellos encuentran en otra nación latinoamericana, el respeto, la simpatía y la hermandad que nosotros les negamos. Fue el Gral. Pacheco, quien desde Colombia dijo: “una gota más de sangre paraguaya derramada, será considerada colombiana” y de esta manera se puso fin a la sangría desmesurada que Brasil aún sostenía, uniendo en el sentimiento a estos dos países.  

La garra demostrada en el campo de batalla que se ganó hasta el elogio de generales yanquis, fue la misma con la que los sobrevivientes empezaron de cero a reconstruir su país. Esta reconstrucción hoy muestra de a poco sus frutos, más allá de estar empapada del capitalismo contra el que derramaron su sangre.

Puente internacional que une Encarnación con Posadas


Estos avances no son casuales cuando el pueblo demuestra un gran valor al trabajo, donde el esfuerzo va de la mano y los resultados son fruto directo del compromiso con este.

En diferentes charlas que hemos tenido con diversas personas que cruzamos en nuestro camino, pudimos percibir el arraigo cultural hacia el trabajo, entendido y sentido como una necesidad en sus vidas, desprendido en muchos casos de objetivos que vayan más allá de la casa y la estabilidad económica. Con esto no queremos decir que no tengan metas mayores, pero sí queremos resaltar ese adjetivo tan particular que en muchas ocasiones el argentino desvaloriza, no siendo casual que muchos paraguayos sean quienes trabajen a sol y sombra en nuestro país, en trabajos que el argentino hoy día ya no elige realizar en su propio suelo, pero sí en países del “primer mundo” donde esta relación de dependencia resulta ser la misma.

Sumado a esta realidad, no podemos dejar de nombrar la añoranza del ciudadano paraguayo de ver algún día en su país, un gobierno que invierta y transforme sus sistemas de educación y de salud, que tan esenciales resultan y tan precarizados se encuentran, consiguiendo muchos de ellos la doble nacionalidad con argentina para recibir asistencia médica gratuita y de calidad con sólo cruzar la frontera. 



Compartiendo experiencias de vida con Pablo Araujo


En nuestro próximo post contaremos acerca de los recorridos que realizamos en Paraguay, la belleza de sus lugares y su cultura! Todo lo relatado es de nuestra producción (Germán Ortiz Best y Elisa Vergani), como resultado de haber caminado y vivido las calles de este hermoso Paraguay!
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